Guau! En esta ocasión has elegido el árbol como objeto para meditar. Si te fijas a tu alrededor, lo ves, es un hermoso árbol … tiene unas frutas muy raras … la verdad es que nunca antes habías visto una fruta como esa … te llama la atención, así que te pones en camino y tocas el botón, ¿qué magia esconderá este árbol tan lindo?, te colocas junto a él, mirando las frutas que nacen de él y escuchas, … al pulsar el botón, una voz suave y agradable; esta voz nos cuenta, que este árbol posee una fruta mágica, la propiedad de esta fruta, es que al probarla, te ayuda a sentirte más valiente y a enfrentarte a tus miedos,… seguro que te apetece probar esa fruta tan exótica, que te ayudará a ser más seguro, valiente y feliz … pero… nos encontramos con una pequeña dificultad para poder probar esa fruta: ¡ es que el árbol es altísimo!…

Gracias a Dios, se nos acerca una niña, que ya ha aprendido esta lección y “nos chiva cómo hacerlo”. Nuestra nueva amiga, se llama Lili y te dice ¡Ey! Si quieres probar la fruta, sólo tienes que tocar con cariño la base del árbol, darle un enorme abrazo y pedirle con educación, que te dé, una fruta madura para superar tus miedos y ser más valiente,… lo piensas unos segundos… y total…, no tienes nada que perder, así que te acercas, tocas con cariño el árbol, lo abrazas, le das las gracias por su sombra y le pides por favor, que si te deja probar una de sus frutas,… mientras lo haces, piensas que quieres ser más valiente… y justo cuando terminas de hablar, ante ti cae una de estas frutas brillantes y relucientes, la recoges, te sientas apoyado en la base del árbol y le das un mordisco … ummm ¡sabe rica!, le das otro mordisco más y otro,… y empiezas a sentirte ¡más seguro, más fuerte, más valiente!, y te das cuenta, que con cada inspiración que coges de aire, te sientes mejor y ves, que eso que tanto te preocupaba, es fácil de arreglar y solventar. De repente delante de ti, aparece una solución armoniosa para todos, que te ayudará a hacer desaparecer esos miedos o cositas que te preocupan: ¡qué guay! lo ves claro, y nos paramos a respirar y a ver qué más nos cuenta el árbol y su fruta mágica, mientras terminamos de comernosla… ummm ¡qué rica!. Ante nuestros ojos, aparecen las cosas que nos preocupan y justo a su lado, vemos clara la solución, así que mientras saboreamos la fruta, respiramos y observamos las fantásticas soluciones. Respiramos, entendemos y nos relajamos. Damos unos 7 u 8 minutos al niño en silencio …

Cuando ya sientas que has terminado el ejercicio, volvemos a respirar profundamente y nos desperezamos unos segundos, volviendo al momento presente de forma tranquila y relajada.